Según Emmanuel Levinas, el sentido de la ética consistiría en una orientación pre-ontológica que hace que, en lugar de meros seres que están-conlos- otros, seamos seres que son-para-losotros, de modo que en la proximidad del cara-a-cara, el rostro del otro despierta en nosotros una responsabilidad para con él (y para con todos los otros que aparecen ya en él). Sin embargo, para cumplir con la llamada del rostro a menudo es necesaria alguna forma de mediación (de pensamiento, cálculo, generalización, despersonalización), alguna forma de “saber” que supone distancia y corre, por tanto, el permanente peligro de olvidar su sentido. De ahí las aporías y las dificultades inherentes a la proximidad sobre las que reflexiona la segunda parte de este artículo.
Altuna, B. (2006). Sobre el sentido de la ética y el sentido del saber (Una aproximación a Levinas). Isegoría, (35), pp. 245-263