Cuando Zaratustra tenía treinta años abandonó su patria y el lago de su patria y marchó a las montañas. Allí gozó de su espíritu y de su soledad y durante diez años no se cansó de hacerlo. Pero al fi su corazón se transformó, -y una mañana, levantándose con la aurora, se colocó delante del sol y le habló así: « ¡Tú gran astro! ¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras a aquellos a quienes iluminas!
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Nietzsche, F. (2012). Así habló zaratustra: Un libro para todos y para nadie. San José: Imprenta Nacional.