La crítica moralizadora de la conquista de América, en la literatura del Siglo de Oro, se basaba en la tradicional condena de la codicia porque el Nuevo Mundo distraía las energías de los conquistadores de empresas más gloriosas. La crítica se fundamentaba en valores subjetivos y su objeto principal era el de denunciar las amenazas al orden social establecido desde el punto de vista de una mentalidad conservadora. El Nuevo Mundo era visto como alegoría moral de todos los desórdenes: la crítica revela la oposición a la incipiente mentalidad mercantil. El símbolo de esa depravación es la figura del indiano, el hombre enriquecido en América, codicioso, vicioso y cínico; en reacción a este tipo humano se proponía el modelo del buen salvaje, puro contrapunto del taimado arribista. La crítica moralizadora es, en este sentido, en Guevara y en Las Cortes de la Muerte, el choque frontal entre el mundo impoluto, pacífico y generoso, de los nativos, y la invasión de todos los vicios procedentes del Viejo Continente.
Caro, C. (1998). “Las minas del Perú, concubinas de los ambiciosos”. La crítica moralizadora de la conquista de América. Anuario de Estudios Americanos, 55 (2), pp. 441-458.