La piedra fundamental la colocaron a fines de los años 60 los integrantes de La Cofradía de la Flor Solar. Con el fin de que rime una letra con una música, corrieron la acentuación de la palabra luciérnaga; por lo que en lugar de cantar “Quiero ser una luciérnaga con luz propia”, cantaron “Quiero ser una luciernagá con luz propia”. Convertir los errores, los antojos y hasta las propias limitaciones en manifiestos artísticos fue y será uno de los emblemas del rock platense. Carlos Solari, alias “Indio”, cantante de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, repitió la fórmula y cantó “corriendo a lo bobó”. Allí Solari corrió la acentuación con miras no sólo a que rime una letra con una música, sino también para reforzar el tono irónico de la canción. En la misma vereda, Federico Moura modificó la acentuación en el estribillo del tema Imágenes paganas. A partir de Moura y sus interpretaciones dramáticas (con sus giros “gardelianos”: que constan en pronunciar la letra “erre” cuando en verdad hay una “ene”) todos los cantantes platenses van a fingir sus voces, en concordancia con los montajes de la vida platense; definida alguna vez por Sergio Pángaro como una “vida casting”.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Ruiz, F. (2007). El legado de una música con luz propia. Tram[p]as de la Comunicación y la Cultura, (52), pp. 65-67