Entre los procesos célebres, el de Sacco y Vanzetti es, quizá, el que ha tenido mayor repercusión internacional, pese a que los acusados eran dos obreros anónimos y a que, inicialmente, el juicio no tuvo, en rigor, un carácter clasista. Los dos condenados -particularmente Vanzetti- percibieron con absoluta claridad el papel que les tocó desempeñar. Su proceso no llevaba la finalidad de poner fuera de combate a dos trabajadores llegados a los Estados Unidos en busca de libertad y justicia, decepcionados en su esperanza y resueltos a luchar por un mundo mejor. Fue un acto de intimidación contra todas las fuerzas progresistas, una advertencia a quienes se atrevían a turbar la tranquilidad de los poseedores. El nombre de los dos oscuros anarquistas italianos se convirtió en bandera junto a la cual se congregaron los que no querían someterse al dictado de una minoría de privilegiados y los que veían en la dignidad y la justicia los bienes más altos de la Humanidad. Este acto de injusticia cubrió de fango el nombre de los Estados Unidos. Pero no debe olvidarse que, junto a las muchedumbres que, desde Francia a Suecia, desde África del Sur a Inglaterra, manifestaron en aquellos días, maldiciendo a la oligarquía norteamericana, otras multitudes se batieron para tratar de salvar a Sacco y Vanzetti. Eran las multitudes de trabajadores e intelectuales norteamericanos, que sintieron, a la par de sus hermanos del mundo entero, la urgencia del llamado que lanzó este terrible caso.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Sacco, N. et al. (2011). Sacco y Vanzetti: sus vidas, sus alegatos, sus cartas. Buenos Aires: Libros de Anarres.