La historia se encarga todo el tiempo de mostrarnos que las cosas no fueron siempre como hoy. Tratando de aprender de esta actitud cognitiva me gustaría revisar una serie de momentos de la relación entre historia y filosofía. Todavía en nuestra comunidad de historiadores suele hacerse oir la desactualizada queja por la penetración en el campo historiográfico de las competencias conceptuales de cuerpos de conocimientos vecinos. Aun cuando estas reticencias, cada vez más marginales, no producen ningún efecto especialmente perturbador de modo que se rechace el ingreso de unas disciplinas en el campo de otras, sin embargo, puede intentarse con provecho revisar algunas transformaciones propias de la relación entre historia y filosofía, procurando relevar algunas de las características de esta relación históricamente constituida y que, como veremos, rompe cualquier expectativa de existencia de un campo disciplinario químicamente puro. Trataré de dibujar cinco escenarios característicos del desarrollo de esta relación. Desde la consolidación de la posición de la burguesía como protagonista de la sociedad capitalista se pone en marcha un proceso de discusión intelectual en el que la posición de la Historia en el contexto de los saberes racionales es constantemente redefinida. Es en este juego de oscilaciones que quiero atender a la particular conexión que se establece entre Historia y Filosofía en diversas coyunturas.
Pérez, A. (2004). La venganza del esclavo: Algunas apreciaciones sobre la relación Filosofía-Historia. Sociohistórica. Cuadernos del CISH, (15-16), pp. 1-10.