Las nuevas generaciones que en el imperturbable correr de los días emprenden la lucha por un mundo mejor deben hacerlo sobre una tierra trabajada por otros luchadores que se fueron perdiendo en la oscuridad del pasado. Los descendientes de aquellos que tanto sembraron y nada recogieron, salvo su pesada carga de sacrificios, pobreza, cárcel y metralla, tienen que enfrentarse con los nuevos amos, dueños no solo del botín sino también del pasado porque son ellos los que escriben la Historia oficial. Así, la gente del pueblo se encuentra empobrecida y desposeída también de su propia historia que fue escamoteada por las ideologías un momento triunfantes –ayer el marxismo, hoy el neoliberalismo, cubiertos en la Argentina bajo el manto del peronismo– que lograron hacer caer en el olvido la experiencia revolucionaria de toda esa parte del movimiento obrero de acción directa que tiene su origen en la rama antiautoritaria de la Primera Internacional Sin embargo, como decíamos en la presentación de la edición brasileña de este libro, esa historia es próxima y la tradición oral todavía viviente. Pese a ello existen rupturas en la memoria de los pueblos y uno tiene la dolorosa impresión de un eterno recomenzar. Pero no es cierto, el pasado nos propulsa ahí donde estamos y no podemos dejar de aferrarnos a ese hilo tenue que une la imagen de aquellos que nos precedieron, explotados y maltratados, a la visión de una humanidad liberada. Entre ambas representaciones se encuentra el presente, el momento de la acción. Y el interés por el pasado es un signo seguro de la pasión que nos lleva a querer cambiar este presente por otro futuro.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Colombo, E. (2013). Historia del movimiento obrero revolucionario. Buenos Aires: Libros de Anarres.