Aprender a identificar de manera integral, mixta y dinámica la constitución de un sujeto significa, por un lado, ayudarlo a autoconocerse en su manera de reaccionar (por eso se habla de reactividad constitucional y no más de biotipos o rasgos), de desarrollarse (madurar o destruirse), de relacionarse y aceptar a los demás tal como son; por otro lado, sirve para personalizar diagnóstico, terapia y pronóstico. La historia del constitucionalismo y un esquema sinóptico interdisciplinario (filosofía griega, teología, medicina hipocrática, galénica, homeopática, china, ayurvédica y holística, biología, embriología, bioquímica, fisiopatología, neurología, endocrinología, psicología y espiritualidad) muestra una precisa correspondencia y un denominador común sobre la base de la teoría constitucional embriológica que habla de endoblasto, mesoblasto y ectoblasto. Una coherencia que dura por más de 24 siglos en occidente y pasa también las barreras culturales (oriente y occidente) y paradigmáticas (biomedicina y homeopatía),
no puede ser casual.
Magliozzi, P. (2014). La reactividad constitucional del sujeto. Una \"piedra de rosetta\" interdisciplinaria. Acta Bioethica, 20(1), pp. 1-10.