A no dudarlo: en estas páginas se redefine al amor como un
gesto que rompe las reglas sociales y económicas. Su fuerza destructora se
dirige contra el cálculo, el interés, la manipulación; es decir, contra el
mundo de lo profano y lo utilitario. Éstos serían los auténticos obstáculos
para una voluntad de sentir que tiende a escapar de toda reglamentación. Los
anarquistas del siglo XIX proponían destruir la familia jurídica justamente
para que el sentimiento sea más sólido, durable, basado en una convicción
interior. Se trataba, en suma, de reconocer, sincerar los vaivenes de la vida.
Esa apuesta por la verdad es lo que convierte al amor libre en un principio
esencialmente moral.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Baigorria, O. (2006). El amor libre. Eros y anarquía. Buenos Aires: Libros de Anarres.