Lo queremos todo ha querido ser la historia del obrero-masa en Italia, una historia ya vieja que se desarrolló a finales de la década de 1960 del siglo pasado. Se representa en forma de novela, no tanto como invención fantástica que como operación forzosa de tipificación de los comportamientos de un estrato social completo en la experiencia de un único personaje. Creando así un personaje colectivo que personificara al protagonista de la gran oleada de luchas de aquellos años, en la que éste entró en escena como una nueva figura política, con características nuevas, con objetivos nuevos, imponiendo formas nuevas de lucha. Es el obrero del sur, el de los mil oficios porque no tiene ninguno, sin ninguna cualificación profesional aunque posea un diploma, privado de ocupaciones estables y frecuentemente en paro o forzado a prestaciones distintas y discontinuas. Que al no encontrar trabajo en el Sur lo busca en Turín, en Milán, en Suiza, en Alemania, en cualquier lugar de Europa. Que encuentra los trabajos más duros, más cansados, más inhumanos, los que ningún otro está dispuesto a hacer. Y que generó el desarrollo económico de la Italia y de la Europa que siguieron a la segunda postguerra: de la Fiat a la Renault y la Volkswagen, de las minas de Bélgica al Ruhr.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Balestrini, N. (2006). Lo queremos todo. Madrid: Traficantes de Sueños.