La consideración de la muerte como término de la vida nos lleva pues a este absurdo. El cumplimiento y la frustración de la vida son momentos radicalmente opuestos, y, sin embargo, no pueden ambas muertes diferenciarse radicalmente si sólo atendemos al aspecto biológico; esto es: no pueden diferenciarse cabalmente si se las entiende como cesación de la vida. Consecuencia de este argumento ad-absurdum es que en la existencia humana no puede caracterizarse la muerte como término de la vida.
* Párrafo del texto extraído como resumen
Wagner de Reyna, A. (1951). El problema de la muerte. Boletín del Instituto Riva Agüero, Nro. 1, pp. 289-324.