La sustitución del vacuno criollo con Shorthorn, Hereford y Abeerden Angus, cuyo epicentro fue la provincia de Buenos Aires entre 1856 y 1900, resulta la cara más visible de la alta "performance" competitiva de los productos cárnicos argentinos, cuando alcanzan 600 kilos a los cuatro años y un 65% de carnes.
Sesto, C. (2004). El cambio racial del vacuno: ¿Un fenómeno de la demanda interna (1856-1894)?. Anuario del Instituto de Historia Argentina, nro. 4, pp. 235-271.