La novela griega, género polifacético de ficción en prosa, que floreció del siglo I al IV d.C., tuvo su continuación en la literatura bizantina. La trascendencia de la novela llegó al Renacimiento con Longo y su Dafnis y Cloe, que influenció obras como la Arcadia de Sanazzaro, en Italia, o la Diana, de Jorge de Montemayor, en España; y tuvo cierto influjo en la Galatea de Cervantes e incluso en El Quijote. También la Arcadia de Sidney es tributaria del tema y la Astrea de Honoré d' Urfé, en Francia, refleja también este efecto. En esta comunicación quiero destacar la influencia de la novela griega en La Tempestad, comedia en cinco actos de Shakespeare, que revela gran afinidad con la novela de amor y aventuras, de Longo, Jenofonte de Éfeso y Aquiles Tacio, así como con la novela utópica.
Rojas Álvarez, L. (2012). Ecos de la novela griega en el Renacimiento. Synthesis, vol. 19, pp. 1-13.