Este artículo indaga sobre el sistema de representación que operaba entre las organizaciones de distintos niveles -local, zonal y provincial- que conformaron el Movimiento Campesino de Santiago del Estero en el período 1990-2001. Se analiza, a través de un estudio de caso, el sistema de selección, formación y reemplazo de dirigentes en una organización local, desde la perspectiva de los involucrados. Se concluye que el sistema se basa en una norma fundamental que consiste en que los representantes "representen y no manden". Que "representen", porque se espera que sean portavoces, que transmitan las decisiones y consultas de un nivel organizativo al otro lo más fielmente posible a "las bases", a las familias miembros de la Comisión. Y que "no manden", es decir, que ese cargo de representante no implique un diferencial de poder sobre las otras familias. El sistema de rotación de representantes que sostienen para que esta norma de "representar y no mandar" se cumpla, presenta el desafío de capacitar nuevos representantes y de darle continuidad a la función de representación. Este sistema, que lleva a que los representantes no sean especialistas en la representación, impone restricciones al trabajo en el predio que comienza a generar tensión entre el compromiso con la organización y con el propio predio -y la familia- cuya resolución es incierta, y merece ser analizada en investigaciones futuras.
Durand, P. (2008). "Representar y no mandar": Dirigentes campesinos en Santiago del Estero, Argentina. Mundo Agrario, 8 (16), pp. 1-12.