Se desenvuelve lentamente, como una densa e íntima meditación en la que los sueños y las visiones son tan importantes como las imágenes de la realidad, rápidamente transpuestas, casi sin excepción, a clave simbólica. Con un lenguaje de ritmo pausado, a través del amplio versículo o directamente de la prosa lírica, que contrasta con la brillantez vanguardista de una metáfora siempre audaz e insólita, Juan Cristóbal evoca el desencanto discursivo del hombre por una realidad que parece estar marcada desde siempre por la corrosión, la ruina, la desolación. Ya en plena madurez el poeta, que incursionó de manera audaz en la prosa, mereció de Alfonso Latorre esta frase consagratoria: «Por primera vez, desde Whitman y Saint John Perse, descubrimos en un poeta peruano la soltura de huesos y de palabra que no mide sus sílabas ni sus metáforas». (Antonio Cornejo Polar)
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Cristóbal, J. (2015). Memorias de un desaparecido. Puno: Universidad Nacional del Altiplano
Páginas: 277