El pensamiento político del exilio español de 1939 ofrece, setenta años después, perspectivas fecundas y actuales. Junto a una obra sistemática y bien conocida, ligada al marxismo crítico, como la de Adolfo Sánchez Vázquez, cabe destacar otras expresiones, de carácter fragmentado y sinuoso, en las que se centra este trabajo. Tales fueron, concretamente, la temprana genealogía del fascismo que apuntaron Eugenio Ímaz y María Zambrano valiéndose de claves hermenéuticas diferentes aunque coincidentes en ligar dicho fenómeno a la progresión secularizadora de la razón moderna. En segundo lugar, la memoria del propio exilio a la que tanto uno como otro apelaron a contrapelo de un presente autocomplaciente respecto a las víctimas de su pasado más reciente, suscitando así un debate entre la historia y la memoria impregnado de significación política. Y, en tercer lugar, la crítica de la lógica contractualista apuntada por Eduardo Nicol en el horizonte de un racionalismo tecno- científico global, cuyas implicaciones políticas no dejaron de afectar a la democracia española instaurada tras el fin del franquismo.
Sánchez, A. (2009). El legado filosófico-político del exilio español del 39. Isegoría, (41), pp. 201-216