Este trabajo trata de elaborar una hipótesis sobre el papel de Leibniz en la formación de las grandes categorías de la filosofía práctica moderna, poniendo de relieve una idea de racionalidad «hermenéutica» o «imperfecta» que, partiendo del concepto leibniziano de perspectivismo, constaría de tres grandes vertientes que aquí se denominan (de acuerdo con el espíritu de la metodología de Leibniz) «principios»: de contingencia, autonomía y tolerancia. Lo que a Leibniz le interesa es asegurar una libertad autodeterminista de cuño rigurosamente moderno, subrayando que el universo de la praxis humana está presidido por el factum de lo contingente o de «aquello que puede ser de otra manera». Desde su concepto de individuación no se enfatiza la autonomía racional de un yo desencarnado ni mucho menos de un «autómata previsible», sino la consciencia de una subjetividad autodiferenciada que se propone a sí misma hipótesis viables para salvar la coherencia de sus acciones. El espíritu de tolerancia constituye la conclusión ética de las dos premisas anteriores: la idea general de justicia sólo es asequible desde el peculiar punto de vista de la place d\'autruy, que viene a constituir el fundamento de aquélla.
Roldán, C. (1997). Theoria cum praxi: la vuelta a la complejidad (Apuntes para una filosofía práctica desde el perspectivismo leibniziano). Isegoría, (17), pp. 85-105