El Fulgor constituye un poema único construido fragmentariamente. Su unidad procede de la estructura alegórica: viaje sin término en busca del objeto amado, agente «daimónico» poseído por eros, estructuración «cósmica» de la materia en diferentes órdenes, momentos aislados de súbita revelación y retroceso, símbolos recurrentes que configuran un proceso ritual. La escritura fragmentaria, que corresponde bien con su configuración alegórica, muestra una fractura en su origen y en su fin. Cada fragmento se constituye como un todo que posee una estructura fonética, sintáctica y simbólica fuertemente trabada. El poema se elabora en una tensión extrema hacia la ausencia, coincidiendo así el desbordamiento y la profusión junto con la elipsis y la nominación oblicua; de este modo apunta a una trascendencia que no se puede alcanzar. El libro se muestra así como la encarnación de la infinitud del «eros».
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Peinado, C. (2003). Arquitectura y fragmento. Análisis de El Fulgor de José Ángel Valente. Revista de Literatura, 65 (130), pp. 501-530.