El gallego Sebastián de Ocampo ha pasado a la historia como marino y explorador, sobre todo a raíz de su expedición para averiguar la insularidad de la isla de Cuba en 1506. Se le reconoce también por su relación con Vasco Núñez de Balboa, quien lo nombró por apoderado en defensa de sus intereses ante la Corte. El análisis de su testamento nos revela otras facetas, desconocidas hasta la fecha, de este curioso personaje de la época de la conquista de América: además de su círculo familiar más inmediato, sus vínculos con la isla de la Gomera, donde estuvo avecindado por algún tiempo, y su actuación en Santo Domingo, en donde transcurrieron sus últimos años, y en Sevilla, donde falleció, como cambista y mercader del comercio atlántico con socios y protectores convenientemente instalados en las altas esferas del poder.
Mena, C. (2012). «Aquí yace Sebastián de Ocampo, que Dios perdona» (Perfil biográfico de un mercader indiano †1514). Anuario de Estudios Americanos, 69 (2), pp. 535-568.