A mediados de la década de 1830, la agrupación borogana asentada en Salinas Grandes transitaba por un doble proceso de división interna y de unión con grupos llamados “ranqueles” que no llegaron a producir la aparición de un nuevo grupo identitario. La imposibilidad por cristalizar estas nuevas relaciones en la formación de una nueva agrupación se debieron, por un lado, a la constante presión del entonces comandante general de campaña Juan Manuel de Rosas para evitarlo y, por otro lado, debido a los conflictos en torno al poder que surgieron dentro de la dirigencia borogana. Dotada inicialmente de una jefatura plural se produciría una puja por el mando donde uno de los principales caciques, aprovechándose de un contacto más directo con el poder estatal, buscó encaramarse en el poder, estrategia que no fue aceptada por el resto de la agrupación provocando una crisis profunda en el interior de la misma.
Ratto, S. (2005). La lucha por el poder en una agrupación indígena: el efímero apogeo de los boroganos en las pampas (primera mitad del siglo XIX). Anuario de Estudios Americanos, 62 (2), pp. 219-249.