El temor. Nos cohíbe, nos impide actuar, nos quita, incluso, el impulso básico de hacer. Merma el deseo; pero también lo educa. ¿No estamos, acaso, cerca de una de las características fundamentales que Durkheim encontraba en todo hecho social: la coerción? Hablaremos de eso, de lo que coacciona, de lo que nos asusta y contraviene nuestros deseos; de lo que más respetamos. Hay, también, un estilo particular, una peculiar forma de expresar el mal. Estas formas de expresión, en los Andes, parecen configurar una estética del mal, un “infierno” hecho de ciertas tonalidades, de ciertas combinaciones recurrentes. En el ritual que vamos a analizar, uno de los más extendidos en los Andes, veremos el primer punto y daremos algunas pistas sobre el segundo. La ceremonia en cuestión es la herranza. Estos ritos en torno de la identificación del ganado celebran una actividad fundamental en los Andes: la ganadería.
Rivera Andía, J. (2004). La fascinación de lo temible. Confrontaciones y uniones extraordinarias entre los hombres y “las alturas” en los rituales ganaderos andinos. Archivos, 2 (1), pp. 111-135.