La agresión occidental a la futura Venezuela supuso, entre otras muchas cosas, que quienes la rechazaron, africanos que no querían ser esclavos, nativos huyendo del acoso o blancos refractarios, organizaran una sociedad cimarrona en el Llano. Cuadrúpedos huidos también del norte incrementaron la oferta de herbívoros cazables e implicaron, con los equinos, mayor autonomía y capacidad defensiva. También pensaron en el sur, por motivos antagónicos, quienes descendieron a capturar indígenas para venderlos como esclavos y quienes vieron en los orejanos la posibilidad de organizar una ganadería excedentaria. Estos últimos, miembros de la oligarquía, resolvieron que debían ocupar las sabanas por tres razones: aumentar su control sobre los pastos, liquidar competidores y extirpar un muy mal ejemplo, el de las personas libres de la cimarronera. El conflicto que a finales del siglo XVIII devendría fatal, en las dos acepciones de la palabra, se fraguó ya a mediados del siglo XVII.
Izard, M. (1994). Pensando en el sur. El Llano en el siglo XVII. Anuario de Estudios Americanos, 51 (1), pp. 65-89.