La televisión fue el ritual cotidiano que marcó la vida de los habitantes de la segunda mitad del siglo XX, la reina del entretenimiento, el lugar de la información, la escena de la ficción, el paisaje de la identidad inestable y en flujo. Y fue porque el imperio de la tele industrial y masiva se diluyó y ahora habitamos los tiempos de la multiplicidad de pantallas, el negocio de los formatos, las lógicas de otros negocios, el estallido de las narrativas audiovisuales y las invenciones estéticas de las sensibilidades/identidades. La vida ya no se adapta a los modos de contar y valorar de la tele masiva, sino que la tele cuenta en las formas de lo que cuenta. De eso es que habla este TV-ensayo: diez fragmentos, un alegato.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Rincón, O. (2010). La revuelta de las pantallas/formatos/estéticas. Tram[p]as de la Comunicación y la Cultura, (69), pp. 49-56