"="">Las crisis económicas no son únicamente un efecto financiero
o de “bolsas”, sino que el efecto es real, social, “no neutral”, incluso en el
largo plazo. Estos movimientos artificiales en las tasas de interés afectan
acciones de inversión que no sólo implican decisiones económicas, especialmente
generando un sesgo hacia inversiones de un plazo mayor al conveniente, sino que
transforman escenarios sociales y determinan nuevas formas y modos de ser en
las naciones involucradas en dichos procesos. Hubo un acontecimiento
determinante en la historia norteamericana que demostró un grado de
vulnerabilidad nunca visto antes. El derrumbamiento de las Torres Gemelas
golpeó a la economía norteamericana, mostrando su debilidad y anunciando un
posible estancamiento. La crisis financiera originada en Estados Unidos se ha
transformado en una crisis económica global que tiende a profundizarse y
exacerbarse. Las lecturas predominantes en América Latina en torno de dicha
crisis colocan el acento en los factores financieros, subrayan las dificultades
comerciales, ponderan las consecuencias materiales y reflejan una preferencia
por alternativas nacionales. Se hace necesario repensar la inserción mundial de
los países del Cono Sur (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) en este
contexto y desde una perspectiva política, dejando de lado la idea de relanzar
artificialmente el Mercosur como una vía alternativa para hacer frente a la
actual coyuntura. De este modo, la mayor encrucijada del Cono Sur en esta hora
será su interés, disponibilidad y compromiso para promover y construir un
espacio de cooperación conjunta.
"="">
* Párrafo del texto extraído como resumen."="">
"="">Iñiguez, N. (2010). La crisis global y sus desafíos.
Tram[p]as de la Comunicación y la Cultura, (68), pp. 36-41