En 2005, la Secretaría de Medios de la Nación demostró, a partir de un sondeo sobre consumos culturales, que el 52 por ciento de la población no leyó un libro durante 2004. Ese porcentaje derivó en una avalancha de opiniones diversas, de especialistas, dispuestas a encontrar una explicación acertada a tal comportamiento. Todas ellas sustentadas en variados motivos, que van desde factores económicos y falta de tiempo hasta la escasa y poco atractiva oferta de títulos. Dentro de ese universo encuestado, entra un grupo tan heterogéneo como complejo sobre el que pesan afirmaciones cargadas de valoraciones que desmerecen su manera de ver y entender la realidad que los rodea y de la que son parte.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Manccini, G. (2007). Los jóvenes y la lectura. Tram[p]as de la Comunicación y la Cultura, (56), pp. 18-21