A partir del análisis del movimiento marítimo y del intercambio de mercancías en los puertos del Golfo, podemos estudiar los vínculos económicos entre México y la región caribeña, lo que resulta fundamental, entre otras razones, porque de esa actividad se recaudaba una gran cantidad de recursos que constituían uno de los sustentos, de hecho el primero, del erario nacional. Como es sabido, el buen desempeño y la viabilidad de los gobiernos dependían del volumen de esa recaudación, por aquello de que \"sin Hacienda no hay Estado\". Los puertos eran puntos de contacto que cumplían una doble función: una fiscal, con el establecimiento en ellos de las aduanas marítimas, y otra de enlace entre el tráfico de altura y el de cabotaje. Para apreciar la significación de estos puertos, conviene recordar que en el Golfo de México se encontraba la puerta principal de entrada de las importaciones al territorio mexicano y la salida de las exportaciones, así como que por el Golfo-Caribe cruzaban las rutas comerciales que conectaban a Europa con América, al norte con el sur. De ahí la pertinencia de examinar con detalle este comercio, para mostrar el funcionamiento de la región en sí misma y, sobre todo, como un puente para los mercados americanos. Finalmente, la actividad realizada en los puertos nos remite, también, a otros factores cardinales que tienen que ver con la vida social y cultural (y su función en estas perspectivas). Por todo lo anterior, los puertos resultan doblemente interesantes para conocer la interrelación entre lo económico, lo político y lo social.
Muñoz, L. (2004). Los puertos mexicanos del Golfo durante los primeros años del México independiente: Fuentes para su estudio. América Latina en la Historia Económica, 11 (1), pp. 59-77.