Con el Partido Justicialista transformado hoy en un difuso aglomerado de máquinas políticas provinciales, muchas de ellas en mal estado de conservación, parece estar a punto de desaparecer la tradición política nacida el 17 de octubre de 1945 y con ella el legado de Perón, la persona que desde entonces fue el símbolo de su identidad. ¿Pero desaparecerá efectivamente el legado de Perón con la fragmentación del partido que lo reclama? Una contestación afirmativa a esta pregunta supone, sin embargo, una severa limitación de la influencia política del hombre que dejó, guste o no guste, la huella más profunda en la política argentina del último siglo. Pero una contestación negativa supone, a su turno, la necesidad de precisar qué dejó Perón más allá de esa formación cuyos días parecen contados.
Amaral, S. (2006). El legado de Perón de los años setenta. Cuestiones de Sociología, (3), pp. 212-220.