La idea de escribir un artículo sobre el envejecimiento, parece particularmente apropiada. Estoy en la edad precisa para abordar este tema. Como realicé toda la lectura e investigación preparatoria, tengo una experiencia poco común. Por primera vez en mi vida me siento como un experto. Puedo juzgar lo que se dice sobre envejecer desde mi propia experiencia. Además de enfrentar personalmente el envejecimiento, trabajo principalmente con hospitales rurales, casas de reposo y hospicios, donde la mayoría de los pacientes son ancianos. Tanto en mi vida personal como en mi trabajo estoy rodeado por las realidades de envejecer y morir. En una publicación reciente, titulada Gray Dawn [ Gris Amanecer] (1), sobre la economía y política del envejecimiento, el autor, Peter Peterson, usó una impresionante metáfora para describir el desafío de una creciente población que envejece. El envejecimiento global –dice este autor- es como un sólido iceberg que perfectamente podría destruir aun los barcos económicamente más poderosos del mundo. La población mundial que envejece, de acuerdo con Peterson, amenaza la supervivencia humana y constituye uno de los desafíos más importantes que enfrentamos en el siglo XXI. Su metáfora del iceberg destaca el peligro del envejecimiento global y el hecho que todos los seres humanos estamos expuestos a ese peligro.
Drane, J. (2001). Aging and dying: Medical and ethical considerations. Acta Bioethica, 7(1), pp. 1-10.