Quienes hacemos y enseñamos historia hemos construido con nuestro objeto una relación desde la investigación y la docencia que, muchas veces, no está exenta de contradicciones. O al menos eso es lo que oímos, una y otra vez, de boca de los colegas. Una de las preocupaciones más frecuentes que, por cierto, puede ser registrada entre docentes de historia de todo el mundo, quienes se ocupan a su vez de diferentes espacios y períodos, estriba en esta supuesta tensión entre nuestra investigación en curso y los contenidos de los programas de enseñanza cuyo dictado tenemos a cargo.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Barriera, D. (1999). La (nueva) historia política en el aula. Nuevas preguntas para viejos materiales. Clío & Asociados, (4), pp. 165-182.