En un principio fue Adam Smith; después, Karl Marx. Ambos pueden ser considerados fundadores de la historia económica desde puntos de vista diametralmente opuestos. Durante mucho tiempo los dos pensadores simbolizaron dos visiones y sistemas antagónicos del mundo y de la historia. Sin embargo, hoy el espectro de Marx ya no recorre el mundo, y si lo hace, es de puntillas y muy tenuemente. Era el más espectacular de ambos, con su barba y sus melenas, con su lenguaje truculento y su tremenda brillantez expositiva; Adam Smith, levemente excéntrico, flemático, prosista lógico y claro, apelaba más al intelecto que a la emoción. Sin embargo, tras el derrumbe de la Unión Soviética parece haber ganado la batalla. Sin esta bipolaridad intelectual, que reflejaba la bipolaridad política del mundo, ¿qué queda hoy de las viejas batallas dialécticas? ¿Sigue la historia económica dando vueltas a los mismos problemas? ¿Se ha renovado? ¿Se ha convertido en otra cosa? ¿Se ha transformado en una abstrusa filosofía para eruditos a la violeta? ¿Tiene alguna relevancia para el mundo de hoy? Por sorprendente que parezca, la respuesta a todas estas preguntas es afirmativa.
Tortella, G. (1998). Los nuevos caminos de la historia económica. América Latina en la Historia Económica, 5 (9), pp. 77-84.