Es cosa conocida que Descartes era un antiescolástico,
con todas las consecuencias conceptuales que eso acarrea. En particular, sus Reglas
de 16281 son un intento por redescribir la racionalidad en contra de la versión
que de ésta tienen los filósofos de las \"escuelas\". Mientras que para
sus interlocutores aristotélico-escolásticos el abordaje racional de problemas
tiene por uno de sus criterios recurrir al lenguaje con el cual nos los
planteamos, Descartes considera que lo que hemos de tratar como
\"racional\" en un problema concierne más bien con el tipo de
procedimiento que sigue la mente para considerar algo como un \"problema\".
La idea de fondo en su descripción de la racionalidad es que ésta es independiente
del lenguaje y que, por lo tanto, es poco lo que podemos extraer de él en apoyo
de una determinada solución. Creo que, en particular, las tres primeras de
estas \"reglas\" pueden ser leídas como una crítica específica a la concepción
aristotélico-escolástica de la racionalidad. Frente a una versión de la racionalidad
en la que tratar el lenguaje es una condición necesaria del discurso, Descartes
propone una versión rival cuyo discurso está exento de lenguaje. Es de esperarse
que las Reglas recusen la \"lingüisticidad\" de sus oponentes. Ese es,
en efecto, el caso.
* Párrafo del texto extraído como resumen.
Rivera, V. (1999). Descartes: El lenguaje en las reglas de 1628. Boletín del Instituto Riva-Agüero, (26), pp. 273-295.