A fines del siglo XVIII y principios del XIX el imperio español se vio envuelto en varias guerras que se presentaron de manera sucesiva, las cuales ocasionaron a la Real Hacienda metropolitana un déficit creciente que dio lugar a la demanda de numerosos empréstitos en Nueva España. Durante la guerra de Independencia, la amenaza de los insurgentes y el bloqueo de caminos impidieron el flujo de los recursos del erario a la capital, por lo que la autoridad virreinal tuvo que valerse del crédito voluntario y forzoso para sostener sus campañas militares.
Mientras, Agustín de Iturbide recurrió a la práctica colonial de requerir préstamos forzosos para superar la crisis de la Hacienda pública. En este contexto de continua demanda de capitales, el Tribunal del Consulado de México fungió como el principal intermediario financiero del erario novohispano y del gobierno de Iturbide en la obtención de los préstamos mencionados, papel que desempeñaron en menor medida los consulados de Veracruz y Guadalajara, así como el Tribunal de Minería.
Del Valle Pavón, G. (1996). Historiografía y fuentes sobre la deuda interna novohispana. América Latina en la Historia Económica, 3 (6), pp. 33-39.