Al estudiar la Constitución de 1823, como otras más de la República, es frecuente decir que fue una carta alejada de la realidad del país y mencionar su dependencia de modelos europeos, concretamente del de Cádiz, para explicar sus principios y su estructura. Más allá de esa afirmación, no se puede dejar de admirar su coherencia interna que la convierte en un texto político en el que se definen conceptos y se plantea la organización de un Estado de manera sumamente rigurosa.
* Párrafo del texto extraído como resumen
Villanueva, C. (1996). La Constitución de 1823 y los inicios de la República. Boletín del Instituto Riva Agüero, Nro. 23, pp. 427-435.