A partir del siglo XIX los temas de la historia se ampliaron, también comenzó a modificarse lentamente la propia definición del trabajo del historiador; con ella se cambió la información que interesaba. Con el transcurso del tiempo se había integrado todos los temas en torno a un eje principal que, según el tipo de historia -religiosa o laica- se había centrado en tiempos previos en la teología o en la monarquía que gobernaba los hombres gracias a un derecho considerado divino.
Pease, F. (1995). Sobre la información histórica. Boletín del Instituto Riva Agüero, Nro. 22, pp. 213-223.