Aun cuando las tropas francesas ocupaban el territorio peninsular, un Bonaparte ceñía la Corona real en Madrid y los ejércitos ingleses dirigían la guerra contra el invasor, el Gobierno de Cádiz estaba persuadido que el principal enemigo en América española no era Francia, sino Gran Bretaña. Acertó al presumir que los emisarios napoleónicos en las colonias no podrían construir en un día lo que la potencia insular había elaborado con paciencia a lo largo del siglo anterior, con una penetración sistemática en las costas y puertos ultramarinos.
* Párrafo del texto extraído como resumen
Heredia, E. (1972-1974). Los intereses británicos y los intentos de reconquista de Hispanoamérica. Boletín del Instituto Riva Agüero, Nro. 9, pp. 68-82.