Es una práctica común en la piscicultura de especies de difícil reproducción la colecta de alevines en ambientes naturales con el propósito de realizar el engorde en cautiverio. Si bien en nuestro país esta no es una actividad muy difundida, existen varias especies autóctonas con potencial para la acuicultura que, dado el grado de tecnología de cultivo desarrollada hasta el momento, deberían criarse empleando este método. Este tipo de producción no solo trae aparejado la problemática de la disponibilidad de semilla al momento de la siembra, sino que también presenta riesgos para la salud del consumidor del producto final. Entre las enfermedades de origen alimentario las zoonosis parasitarias transmitidas por peces son las más importantes en todo el mundo. Dentro de ellas las patologías derivadas del consumo de formas larvarias de parásitos de la familia Heterophyidae (enfermedad conocida como heterofiasis) son las de mayor prevalencia. En nuestro país se han diagnosticado varios trematodos larvales de esta familia parasitando especies ícticas de interés comercial. Es de destacar la parasitosis por Ascocotyle longa diagnosticada en las lisas (Mugil liza) que ocurren en nuestra costa platense y atlántica. La lisa es una especie con elevado potencial para la acuicultura y su producción en cautiverio depende en gran medida de la captura de semillas de los estuarios naturales. Estos peces comienzan a parasitarse desde temprana edad en los ambientes naturales con estadios larvarios con capacidad infectiva de A. longa (metacercarias) que transportarán en músculo, piel y vísceras durante toda su vida. La ingestión de estas metacercarias ocasiona en el hombre un síndrome digestivo caracterizado por cólicos y diarrea, que puede tornarse grave en algunos casos en los que se desarrollan granulomas en órganos internos a partir de los pequeños huevos del parásito absorbidos a nivel intestinal. En la región se han detectado casos leves de esta parasitosis en humanos y mascotas domésticas a partir del consumo de lisas afectadas. Teniendo en cuenta que uno de los objetivos de la acuicultura es la obtención de un producto final inocuo para la salud humana debería considerarse esta realidad al momento de plantearse el cultivo de mugílidos en nuestro país. Existen al menos dos soluciones posibles a esta problemática: 1- debido a que el ciclo del parásito requiere la presencia de varios hospederos intermediarios, la cría de ciclo completo en cautiverio eliminaría el riesgo. 2- se ha encontrado que la prevalencia de la parasitosis en nuestro país tiene una relación directa con la talla de los peces, siendo nula en individuos por debajo de los 25 mm de longitud. La captura de semillas con una talla igual o menor a esa aseguraría la no parasitosis de los peces. Estudios preliminares han demostrado la presencia de formas larvarias de otros parásitos con potencial zoonótico (pertenecientes a la familia Heterophyidae) en otras especies de peces de interés comercial y objetos de un régimen de cría similar al de los mugílidos, como ser pejerrey (Odontesthes argentinensis) y sábalo (Prochilodus lineatus).
Perretta, A., Carnevia, D. & Letamendia, M. (2010). El engorde de peces colectados en la naturaleza y sus implicancias para la salud pública. Agrociencia, 14(3), pp. 227.