Esta oda [II, 7] celebra el encuentro de dos camaradas de Philippos: Pompeyo y Horacio. Posiblemente ambos se conocieron o se trataron antes o después del asesinato de César en Atenas, donde Horacio hacía el aprendizaje de la literatura y la filosofía griega, sin despreocuparse por eso, de la situación política de la metrópolis. Sus simpatías republicanas fueron encauzadas por Bruto (v. 2) quien lo promovió a tribunus militum del ejército con el que intentaba recuperar el poder.
Buisel, M. (2000). Horacio y la ciudadanía quiritaria. Auster, nro. 5, pp. 47-61.