El autor refleja la construcción de la música nacional en el proceso del devenir del Estado nacional guatemalteco. Este proceso comienza formalmente a principios del siglo XIX, pero no ha concluido aún. Para el mito del Estado nación y para aquellos que lo utilizan para su proyecto de dominación, es de importancia decisiva que la música nacional se distinga externamente de las músicas expresadas por otras naciones, y para usos internos sirva al proceso de homogeneización nacional. Desde los mediados del siglo XIX la música en Guatemala se utiliza para transmitir ideologías que sirven a la construcción de tal mito. La música vernácula de los pueblos mayas no sigue esta lógica, por lo tanto está considerada inferior o «incorrecta». Para el mito del Estado nación sólo el pueblo como concepto abstracto en su conjunto, y no el grupo concreto e individual, podría entender y valorar la música nacional. Suponiendo esto, la música nacional se convirtió en una herramienta elemental y efectiva del mecanismo represivo de la deculturación. La marimba entonces funciona como símbolo del Estado nación guatemalteco. Las dictaduras militares, siendo ellas las principales responsables del genocidio contra los mayas, declararon la marimba cromática instrumento nacional. Tras un largo camino de violencia la marimba desindianizada y por lo tanto ladinizada, se convirtió en instrumento nacional. En el período de la violencia, la marimba cromática no cesó de sonar en los sitios nocturnos y en los restaurantes elegantes de la capital. Entretanto los mayas en el altiplano seguían cargando sus k’ojomes a cuevas y hondonadas para protegerlos de los militares. Por ello, la diversidad anárquica y rebelde de la tonalidad del k’ojom sigue siendo el lenguaje vernáculo y secreto de los grupos e individuos que no pertenecen al mundo nacional de la marimba cromática.
Dietrich, W. (2003). La marimba: Lenguaje musical y secreto de la violencia política en Guatemala. América Latina Hoy, 35 (3), pp. 147-166.