Ya en el primer número de Hélice presentábamos una declaración de principios sobre la crítica literaria, hermana académica y social de la historia y la teoría
literarias, y prima lejana de la creación. Como sabemos, si la historia estudia
la evolución del fenómeno literario en relación con su contexto y la teoría
pretende explicar la naturaleza y el funcionamiento de dicho fenómeno, la
crítica literaria profundiza en el análisis de obras concretas. Esta división se radicalizó a lo largo del siglo XX hasta crear en ocasiones bloques estancos. Sin embargo, según fuimos avanzando y según entrábamos en el siglo por el que viajamos ahora, los tres campos se fueron fundiendo con la creación literaria. Nos encontramos así con un aumento de la metaliteratura, de los cuentos que reflexionaban sobre literatura, de la teoría que se fundía con la historia, de la historia que se disolvía en la crítica… Siempre habíamos encontrado estas contaminaciones, pero parecen haberse convertido hoy en un ejercicio usual que a nadie llama la atención. Entre los diferentes motivos, se encuentra desde luego la velocidad de la información y las facilidades de interacción entre escritores, críticos, teóricos e historiadores, no solo a
nivel personal, sino en cuanto a la posibilidad de lectura entre unos y de
otros. Por otra parte, como defendió con tanto ahínco Roland Barthes, la crítica deviene hacia la creación y toda interpretación termina por transformarse en nueva literatura. No aspiramos a tanto en Hélice. Pese a ciertas maldicientes y desinformadas voces sobre los críticos literarios, mantenemos aún en un pedestal a los autores y no nos atrevemos a invadirlos. Pero sí es cierto que, tras muchos debates, lecturas, reflexiones…, los críticos sí terminan por fundir historia, crítica y teoría.
ASOCIACIÓN CULTURAL XATAFI. (2013). Revista Hélice: Reflexiones Críticas sobre Ficción Especulativa, 2 (2), pp. 84.