¿Por qué redefinir? Sólo hay una manera de conocer las cosas y empieza por ponerles nombre. Además de una necesidad (la de conocer), este proceso es un desafío que impone un modo de operar: formular preguntas, aventurar hipótesis y comprobarlas empíricamente. Esta ocupación nos ha traído de cabeza desde que empezáramos a usarla para algo más que tener algo que rompernos al caer de los árboles, desde mucho antes de sancionarse el método científico. El problema es que a estas alturas nos hemos dado cuenta ya de que ninguna de las respuestas que obtenemos resulta ser definitiva. Porque responder nunca es una acción acabada, sino el proceso cada vez más especializado de nombrar mejor.
ASOCIACIÓN CULTURAL XATAFI. (2011). Revista Hélice: Reflexiones Críticas sobre Ficción Especulativa, 1 (13), pp. 71.