Si la historia de las ideas tradicional piensa la evolución de una idea en la diacronía, concibiéndola como una abstracción contenida en el discurso (y reduciendo este último a un mero receptáculo a ser trascendido para alcanzar un plano abstracto por fuera del lenguaje), para las nuevas perspectivas teóricas -tan diversas como las de M. Foucault, P. Bourdieu, R. Koselleck y Q. Skinner entre otros- el objeto de la disciplina es eminentemente textual: no hay ideas abstractas y transhistóricas, desencarnadas respecto de los discursos, sino enunciados con significados inestables y sometidos a una constante migración de sentido y/o refuncionalización (que depende, entre otros factores, de los diversos contextos de recepción). Así redefinida, la tarea de la historia de las ideas consiste entonces en descubrir las reglas que orientan la formación de los enunciados (definiendo "lo decible" en una época), en reconstruir los deslizamientos conceptuales que despliegan los discursos, y en explicar cómo y porqué se producen éstos, atendiendo a la relación entre texto y contexto, e incluso a la dimensión semántica contenida en las formas discursivas.
Mailhe, A. (2010). Discursos e independencia en América Latina: Reflexiones críticas. Prólogo. Revista de filosofía y teoría política, nro. 42, pp. 157-175.