Suele afirmarse que el lenguaje es tan viejo como cualquier otro aspecto de la cultura –entendida ésta como producto humano–; que nació con el hombre; que hablar y ser hombre vienen a ser lo mismo. Sin embargo, muchos son quienes lo consideran más bien limitador, no siempre apto para la expresión de las más íntimas intuiciones. Bergson, por ejemplo, dice que el lenguaje sirve más para ocultar la verdad que para revelarla.
Serra Sepúlveda, S. (2002). Reflexiones en torno del lenguaje. A propósito de una lectura sobre lenguaje y visión de mundo. Onomázein, nro. 7, pp.497-509.