Cuando nos referimos a la ‘ideología’ lo hacemos pensando en una forma de intelección que, en primer lugar, se vincula con intereses, los cuales pueden ser personales o grupales, y que busca justificar una postura moral, religiosa, política, económica o de otra índole. La ideología vista de este modo no está interesada en la verdad en sí misma, sino en lo que alguien o algunos consideran como lo verdadero o correcto. Como consecuencia de esta segunda característica, la ideología busca autoconvencer o autoengañar a su portador, e influir sobre los demás. Una tercera característica de la ideología es que impregna la mente de los individuos de una manera que estos no suelen ser conscientes de la misma y, más bien, consideran que ese es el punto de vista natural o correcto.
Aldama Pinedo, J. (2008). Darwin y la ideología. Letras, 79 (114), pp. 1-10.