El presente artículo gira en torno a la recurrencia de los espejos en la obra de Silvina Ocampo como puerta de entrada a un más allá del sentido de los textos considerados inquietantes de esta autora. La fascinación de los espejos para Silvina Ocampo no es solamente el encantamiento letal de la propia imagen en sus propias aguas, o el beso de amor que el personaje se brinda a sí mismo, sino el sustento para que penetre lo otro, las otras imágenes, las imágenes del mundo refractadas, compuestas también con la implacable lógica del espejo. Un espejo de arena (un reloj de arena) puede ser "el vestíbulo de la dispersión total", pero también propone una dimensión de multiplicidad. El espejo no es sólo la imagen de quien se contempla o su calidoscopio, sino además la certeza de la diversidad de imágenes que son los otros.
Panesi, J. (2004). El tiempo de los espejos: Silvina Ocampo. Orbis Tertius, nro. 10, pp. 1-6.