Nos hallamos ante un cuadro que muestra a dos hombres encerrados por la fatalidad —o por el destino— entre cuatro paredes. Obligados a realizar sus actos más íntimos uno frente al otro, cada uno de ellos despliega sus deseos y temores ante su prójimo con un progresivo desnudamiento de su conciencia. Poniendo su pensamiento en un amor que se halla fuera del territorio posible y que, por lo tanto, es inalcanzable, cada uno de los dos protagonistas trasviste al otro, finalmente, con la imagen del objeto de su deseo. Y así como la abstinencia sexual puebla cada universo de fantasías tanto más fuertes cuanto más desvalido es ese páramo existencial, su comida cotidiana se reduce a una preparación que es el alimento decantado en una pasta devenida lo único ingerible (polenta), frente a las fantasías de un mundo de jauja que estaría poblado por todos los manjares del mundo exterior.
Amícola, J. (1996). La política y la poética del CAMP. Orbis Tertius, nro. 2-3, pp. 1-7.