Quizás no sería demasiado exagerado decir que Ortega y Gasset, en las primeras décadas de este siglo, en España, vivía en una circunstancia que guardaba cierta similitud con la de Borges en Buenos Aires, según la acertada interpretación de Beatriz Sarlo: ambos trabajan en las orillas. En efecto, mutatis mutandi, España constituía entonces algo así como un barrio periférico, los arrabales de Europa, en lo que respecta al menos a las investigaciones filosóficas, hasta el punto de que alguien pudo decir que África comenzaba al cruzar los Pirineos... Ortega tuvo que inventar inclusive el vocabulario técnico propio de la filosofía, para acomodarlo a los nuevos métodos, enfoques y problemas que preocupaban a los pensadores europeos.
Presas, M. (1996). La razón narrativa, según Ortega. Orbis Tertius, nro. 2-3, pp. 1-8.