Tal vez resulte aventurado sostener como una generalización que ciertas figuras y textos de la literatura con los cuales un espacio cultural y de lectura, una práctica o un género establecen por largo tiempo una relación cultual que no se podría evitar, son los mismos textos y figuras que se resisten a la crítica. O, más específicamente, a una crítica empeñada en mantener para la lectura de tales textos y figuras un grado de distancia tal que permita reponerles relaciones de contexto, determinaciones institucionales o conceptualizaciones sociológicas, sin que el valor explicativo que a tales reposiciones se atribuya deba estrellarse contra “el individuo inmediato, ens realissimum que exige ser pensado como existencia separada y reclama en consecuencia una perspectiva sustancialista”, contra “el sentimiento de la irreductibilidad y de la atención reverencial”. Se puede decir, en cambio, que esa coincidencia entre dominio sostenido de lecturas cultuales e imposibilidad de una crítica no meramente ideográfica o reverencial se da en el caso de la poesía de Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 1936-1972).
Dalmaroni, M. (1996). Sacrificio e intertextos en la poesía de Alejandra Pizarnik. Orbis Tertius, nro. 1, pp. 1-17.