Fiel a los temas recurrentes en sus hondos versos elegíacos, en su último libro Miradas al último espejo, Fernando Ortiz recuerda las personas y los lugares de su existencia, canta los efectos del paso del tiempo y la precariedad de la vida, reflexiona sobre la poesía haciendo hincapié en el papel fundamental de la tradición. Lo que pertenece al pasado sobrevive aquí en unas palabras llenas de belleza y emoción, que pretenden abatir la barrera entre el hoy y el ayer: las distintas épocas se mezclan en el sentir de Ortiz y concurren juntas a guiarlo hasta el punto final. El poder lenitivo de los versos, el sarcasmo y la ironía alivian la resignación ante el fluir temporal y le ayudan a aceptar el disgregarse del ser humano en su rápido recorrido por la vida. La única certeza del peregrino es su viaje, razón por la que tiene que aprovecharlo, mostrando gratitud y gozando de los placeres de este mundo entre los que prima indudablemente el amor. Concibiendo la ardua tarea del poeta como una búsqueda de la verdad para transmitirla en sus versos, en Miradas al último espejo Ortiz avisa a sus lectores del destino que todos compartimos, aconseja sobre cómo actuar a lo largo del camino, ofrece el alivio de su poesía y se despide 'con cervantino agradecimiento de la vida'.
Bianchi, M. (2011). Miradas al último espejo: La despedida de Fernando Ortiz. Olivar, 12 (16), pp. 179-198.