Más allá de la experiencia del investigador en relación con su quehacer en las ciencias sociales, la investigación es un trabajo artesanal que debe reflejar preocupación, prolijidad por el más mínimo detalle, de modo que su producto (los resultados de la investigación) es único. La afirmación anterior no significa dejar de lado todos los avances tecnológicos en dicho quehacer, por el contrario, de lo que se trata es de utilizarlos de manera creativa. Después de todo, ser un artesano implica creatividad, cuidado, rigurosidad, cariño por lo que se hace, entre otras características.
Henríquez Aste, G. (2012). La tensión entre lo hecho y lo dicho. Revista Latinoamericana de Metodología de las Ciencias Sociales, 2 (1), pp. 1-5.