Hablar de las relaciones entre la Revolución Francesa y la modernidad parece, a simple vista, un desafío a las resonancias del pleonasmo, hasta tal punto los dos términos de la conexión están recíprocamente implicados en una configuración de época. Si se quisiera acotar a uno o a otro, la operación se vería estorbada por la intrusión del término faltante; su mutuo envolvimiento remitiría entonces a una forma única de historicidad, articulada entre el origen fáctico y el ordenamiento de las secuelas, entre la fuente de las determinaciones y su despliegue múltiple. Referirse a la significación de la Revolución Francesa sin apelar a los conceptos de la modernidad derivaría en un tour de force escasamente iluminador, así como ahondar en esos conceptos omitiendo la experiencia y resultados (próximos y mediatos) de la Revolución conduciría a un ejercicio formalista y mixtificador.
Sazbón, J. (1990). La Revolución Francesa y los avatares de la Modernidad. Boletín de Historia Social Europea, nro. 2, pp. 1-59.